UN DIA EN EL RANCHO RIO
OCOTAL
Domingo 5 de mayo de
1991.
Hoy visité el Rancho Río Ocotal que queda al suroeste
del pueblo de Xanica, a dos horas de camino. La idea era platicar con el Sr.
Miguel Martínez, un señor de 88 años de edad, para ampliar la información que tenía
sobre los animales silvestres de Xanica, pero como el señor se encontraba un
poco enfermo no pude verlo así que solo tuve la oportunidad de platicar con su hija la señora Marina Martínez, su hija y su nieta,
personas muy amables, quienes con gusto se dispusieron a hablar sobre el
conocimiento que tienen de los animales, ya sea por el contacto directo con la vida del
campo o por el conocimiento que han adquirido por las pláticas con el abuelo. Me de los animales que hay en esa parte de la región comentando que han
visto al oso hormiguero, más conocido como catorcefuerzas o chupamiel;
recordaron a las nutrias o tigres de agua que antes se dejaban ver por el Río
Copalita que es cercano a su rancho. También hablaron de la hurraca que en nuestro idioma se le llama llëë'w, esta ave abunda aquí, su canto inicia desde
las 5 de la mañana junto con el canto de la gran variedad de aves del campo; el
lugar donde se ubica este rancho es de una vegetación muy diversa y por lo
mismo, tiene variedad de animales silvestres.
A 20 minutos del rancho pasa el Río Delgado, para llegar
al mismo se va por un camino muy empinado, entre cafetales. A un lado de ese
camino vimos una culebra que conocemos como ma'l mengohs, que es de color blanco y negro, del que ellas nos comentaron que
hace ver "visiones", como si muchas otras culebras llegaran a
auxiliarla si se le ataca; en este caso afortunadamente, sólo la vimos pasar.
Por la tarde, volvimos a platicar con la
familia comentando el problema que a todos preocupaba en ese momento: la falta
de lluvias; decían que las tres últimas lluvias habían caído, una en diciembre,
otra el 4 de enero y la última en febrero, de ahí a la fecha todo era sequía.
La situación era preocupante, pues no veían ya el momento de sembrar algo de
maíz y frijol, ya tenían el terreno preparado. Y luego que a causa de esta
situación mucha gente estaba saliendo del pueblo en busca de trabajo en las
ciudades, algunos se iban a Sta. María Huatulco, La Crucecita, otros a Salina
Cruz y otros hasta Oaxaca o México, era el caso también de sus cuatro hijos que
estaban fuera.
Comentamos también del poco cuidado que se tiene ahora
con el campo y de la falta de atención con que deberían hacerse las cosas,
observando los tiempos y los efectos de la naturaleza. En este punto hablaron
sobre los efectos de la luna en los trabajos del campo, como por ejemplo, para
cortar árboles y sacar madera es necesario ver que esté la luna llena, mioo
ngol, ya que cuando está la luna tierna, mioo yee’n, la madera no es
resistente.
En relación al hecho de observar los efectos que tiene la
luna sobre las cosas, la Sra. Guadalupe García de 65 años de edad, nos
platicaba que su familia tenía siempre el cuidado de picar la piedra de metate
y el metlapil en luna nueva ya que entonces se le encuentra más suave; en
cambio en luna llena la piedra es muy dura, y esta actividad de picado
del metate era frecuente pues se le necesitaba siempre con un fino picado para
poder moler bien el nixtamal, el maíz o el café.
Continuando la plática con la señora Marina Martínez nos
narró la forma en que su papá realizaba la siembra de maíz:
Una vez que se tenía elegido el terreno para la siembra,
se empezaba a rozar teniendo especial cuidado al realizar la quema, abriendo
con anterioridad un amplio carril alrededor del terreno a sembrar, de 5 a 6
metros, y quemando de preferencia por las noches para evitar el incendio de los
montes. Ya preparado el terreno, en cada una de las cuatro esquinas se hacían
agujeros donde se depositaba un cuarto de copal y cuatro guajolotitos tiernos
(2 hembras y 2 machos). En el centro del terreno se quemaba copal y velas que
la misma gente del pueblo hacía de la cera de abejas. Después de realizado lo
anterior, se esperaba de 3 a 4 días para sembrar. Mientras tanto, también se
visitaba al Dios del Rayo, una piedra grande en forma de huevo que se
encontraba cerca del Río Yerbasanta; en ese lugar se pedía que la cosecha fuera
buena y abundante, ofreciendo flores, copal y vela.
Al recoger la cosecha, le llevaban al Dios del Rayo el
producto de la siembra, maíz o frijol, y se elegía lo mejor de la cosecha para
llevarle, como agradecimiento por todo lo que había permitido recoger.
A este punto la señora María Cruz me comentó que no se comían
los primeros elotes o losprimeros ejotes de la cosecha sin que antes toda la
familia se reuniera para dar gracias por la cosecha recibida, quemando copal en
ese momento. A la piedra que representaba al Dios del Rayo no debían tocarla
mucho menos maltratarla, ya que si alguien lo hacía "le salían granos en
el cuerpo, granos en forma de vejiga".
Después de esta plática con esta familia, la señora
Marina quiso contarme un cuento que en varios ocasiones le ha contado su papá
el Sr. Miguel Martínez, éste cuento dijo ella que podía llamarse "Cuento del
Sol y de la Luna". Este cuento o leyenda se desarrolla........."cuando el
mundo empezaba a formarse y los animales empezaban a tener la forma que ahora
tienen". (Va en la siguiente entrada).
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