domingo, 30 de marzo de 2014

ENTRE DOS MUNDOS. Texto en español.

Aquí va el texto en español del vídeo Entre dos Mundos, cuya traducción en el zapoteco de Xanica la encontrarán en la entrada 59.

VIDEO TESTIMONIAL

 “ENTRE DOS MUNDOS”


DOCUMENTAL BASADO EN UN ENSAYO  POR MARCELINO SOSA, INDÍGENA GUAHIBO.


Los llanos orientales de Colombia, una vasta región de sabanas y selvas que se extiende desde la cordillera oriental de Los Andes hasta Venezuela.

Somos unos 20,000 indígenas guahíbos, vivimos en pequeños caseríos esparcidos por casi todo este llano, trochas angostas conectan nuestros asentamientos y son pocas las carreteras que nos unen al centro del país.

Mi nombre es Marcelino Sosa.
Desde niño he caminado por éstas trochas donde todavía vivo con mi familia, pero conozco el mundo del colombiano hispanohablante. A la edad de 12 años comencé a trabajar en fincas de colonos. También he visitado las grandes ciudades, he dialogado con profesores, periodistas, abogados, médicos, pero siempre vuelvo al calor de mi hogar, a la familiaridad de mi propia cultura y a las expresiones de mi idioma materno.

Para nosotros nuestra tierra es muy importante, nos provee de todo lo que necesitamos para vivir, como por ejemplo las hojas de palma para techar nuestra casa.

De la palma de kumare sacamos la kabuya para nuestras hamacas. La elaboración dura varias semanas. Primero, las mujeres guahíbas desfibran las hojas tiernas y cocinan y asolean la fibra antes de torcer la kabuya. Los hombres tejen las hamacas.

Los guahíbos también tejen varios tipos de cernidores y canastos.

Qué bonito es nuestro idioma, se expresa bien todo nuestro pensar, también imita todos los sonidos de la selva, de modo que Sisi puede contar exactamente lo qué le pasó cuando iba detrás de una danta con arco de brasil y lanceta bien afilada.

Pero la cacería se está escaseando, por eso ahora estamos comenzando a criar ganado.

Los padres hacen arquitos para sus hijos y los muchachos adquieren destreza cazando lagartijas y saltamontes.

Se saben los nombres en guahíbo de más de 12 especies de saltamontes y conocen los hábitos de cada uno, cuáles cantan más, cuáles se esconden en vez de volar y cuáles son sabrosos asados.

Nuestro alimento principal es la torta de kasabe que preparan de la yuca amarga las mujeres guahíbas. Es un proceso largo y duro. El yucal puede estar a 4 o 5 kilómetros de la casa, ahí arrancan los tubérculos, echan la yuca en el katumare y la llevan a la casa.

Cuando Esther va a recoger la yuca, deja a los niños en la casa, su hija de 9 años cuida a los 4 hermanos menores.

Después de raspar y rayar la yuca, se  exprime el jugo venenoso de la masa. El veneno se puede eliminar cocinando el jugo por un buen rato, luego sirve para hacer una sopa con ajín.

En dos días las mujeres preparan suficiente kasabe para alimentar a la familia por una semana.

A la harina no se le añade nada, ni levadura, ni aceite, ni sal, ni agua. Nos gusta el kasabe, pero también debemos comer carne, por eso necesitamos los montes para cazar y los caños, lagos y ríos para pescar.

Hasta ahora la mayoría de nuestros hijos nunca han viajado en carro, ni han visto una casa de dos pisos, mucho menos un teléfono o un televisor, pero sabemos que esto está cambiando, no podemos seguir viviendo como nuestros abuelos y no todos los cambios son malos, no es malo querer vestirse bien, con sombrero y zapatos y escuchar las noticias en la radio. Hay personas que piensan que debemos quedarnos como antes, pero el progreso es inevitable, tendremos más y más contacto con el mundo que nos rodea. Por eso es importante entender a nuestros vecinos hispanohablantes y también que ellos nos entiendan a nosotros. Somos todos humanos y debemos vivir en armonía.

Lo más importante para nosotros es nuestra familia. Amamos a nuestros hijos y los cuidamos muy bien. Si un niño pierde a sus padres es adoptado inmediatamente por otra familia que lo trata como a su propio hijo.
Rosa es huérfana, pero recibe mucho cariño.

Mi hijo Héctor tiene sólo 4 años, es como yo cuando era niño, lleno de curiosidad, siempre quiere ayudarme en mis quehaceres.

Recuerdo muy bien mi niñez, aprendí las normas de mi cultura y todos los oficios de un niño guahíbo, luego, trabajando en fincas de los colonos aprendí mejor el español. En todas partes yo era muy preguntón, muy joven me había puesto por tarea, entre otras cosas, aprender por qué a veces me trataban diferente a la otra gente. En mi preparación guahíba no me habían enseñado que hay culturas o razas superiores, sino solamente que existen culturas diferentes. El compartir es parte de nuestra cultura, siempre compartimos la cacería, también compartimos la tierra como propiedad común.

Cuando yo era niño, los guahíbos todavía andaban libres por casi todos los llanos orientales de Colombia, pero luego llegaron los colonos hispanohablantes, quienes comenzaron a establecerse en nuestras tierras y a bloquear nuestras trochas con cercas. Nos tocó mudarnos, qué más podíamos hacer.

Pero ahora no tenemos a dónde ir, estamos con una cerca de púas a nuestra espalda, tenemos que aprender a vivir con los de la otra cultura si queremos sobrevivir. Entonces pensamos que sería buena idea, mandar a nuestros hijos a los internados de los hispanohablantes, pero los niños no estaban acostumbrados a la competencia, en sus hogares habían aprendido que todos debían avanzar juntos, la mayoría no entendía el español al ingresar a la escuela, no estaban acostumbrados a las reglas, y los castigos les parecían muy severos. En su propia cultura les habían enseñado a tener vergüenza y a corregirse a sí mismos cuando cometían algún error.

Muchos niños huían del internado, yo también lo hice hace 35 años, estudié sólo 5 días. Cuando los padres obligaban a un niño a volver a la escuela le creaban gran confusión, cuáles valores culturales debía obedecer. Algunos padres obligaron a sus hijos a seguir varios años en el internado, pero luego muchos de ellos no querían quedarse en su comunidad, rechazaron su propia cultura, cuyos valores no eran reconocidos en la escuela y optaron por trabajar como jornaleros en las fincas, algunos, muy entregados al alcohol. Las jóvenes, debido a que no sabían defenderse en la otra cultura, caían en la trampa de la prostitución.

Rechazaron su hogar, donde les amaban y les necesitaban, y la cultura que entendían, pero no se ajustaron bien a la otra sociedad, se encontraron en un vacío, sin poder descubrir su verdadera identidad.

Puedo citar el caso específico de un joven guahíbo que se encontraba en la cárcel, supe que podía conseguir su salida con sólo comprobar que era indígena, bastaba con que hablara en nuestro idioma ante las autoridades. Su familia me contó que él sí hablaba guahíbo en la casa, pero nunca ante los que no eran indígenas, porque ahora se consideraba civilizado. El joven hasta llegó a decir que prefería quedarse en la cárcel antes de hablar guahíbo en público.

Todo esto me puso muy triste, vi el sufrimiento de mi gente y quise ayudar. Reconocí la necesidad de que debíamos de aprender a relacionarnos con la mayoría no indígena, pero sin negar nuestra propia identidad y nuestros propios valores. Ahora el problema era cómo explicarle esto a mi gente.

Decidí reunir a un grupo. Les expliqué los problemas de tratar de vivir en dos mundos. Lo ilustré con dos círculos, el círculo más pequeño es el mundo guahíbo, con los valores que nos enseñaron nuestros padres y abuelos. El más grande es el mundo de los hispanohablantes que encontramos a nuestro alrededor. Entre los dos hay un abismo, un vacío; los guahíbos que rechazan su propia cultura sin entender bien la otra, caen en el vacío, pues no se pueden desenvolver bien en ninguna de las dos sociedades.

Expliqué que se necesitaba un puente entre los dos mundos, un puente de entendimiento. La educación bilingüe bien planeada, podría ayudar a  construir el puente y ya estábamos bien encaminados. Más de 50 maestros guahíbos bilingües habían comenzado a enseñar en nuestros caceríos, pero faltaban materiales de enseñanza en guahíbo, ¿quiénes podrían elaborar estos materiales?. Nos tocaría a nosotros escribir material en nuestro idioma y luego buscar ayuda del gobierno u otros interesados.

Comenzamos por planear un pequeño curso sobre educación bilingüe. Les pedimos a los Linguistas Víctor Conde y su esposa Trina que nos dieran su colaboración con clases de composición en guahíbo. Ellos estudian nuestro idioma y consideramos que están muy bien preparados en el conocimiento de nuestra lengua. Trina ya había elaborado cartillas que se usaban en el primer año de primaria, pero faltaban materiales para 2º. Año en adelante. Ella había colaborado con nosotros dos veces antes en pequeños cursos. (Víctor, con la ayuda de diferentes guahíbos ha traducido porciones de la Biblia).

Cuando yo quise fundar un periódico en guahibo, invité a Trina a dictarnos un curso de periodismo, después de esto, creamos un cuerpo de redacción para ser autónomos en nuestras decisiones indígenas.

Publicamos la primera edición en 1978 y desde entonces nos hemos reunido cada varios meses para escribir nuevos artículos e imprimir otra edición. Por demanda popular, ahora el periódico de 12 páginas incluye una tercera parte en español para los que no entienden nuestro idioma, y yo escribo editoriales en ambos idiomas.

La “Voz de Kabasi” está ayudando a construir el puente entre las dos culturas.

Los periódicos viajan de mano en mano hasta llegar a los capitanes de distantes caseríos guahíbos. También mandamos copias a suscriptores y a diferentes oficinas del gobierno.

El pequeño curso que organicé sobre la educación bilingüe era un poco diferente de los otros. Escribimos más de 230 historias en guahíbo para textos escolares y dibujamos ilustraciones para cada una.

También hablamos del currículum, puesto que el Decreto 1142 de 1978 del Ministerio de Educación le da a los indígenas el derecho de participar en el diseño de la educación bilingüe para su propia comunidad.

En las historias que escribimos, enseñamos los valores de nuestra cultura por medio de fábulas, con animales de la selva.

Escribimos sobre nuestras tierras y diferentes aspectos de salud, describimos la flora y la fauna de nuestra región y cómo conservarlos.

Entrevistamos a los ancianos para poder escribir la historia de los guahíbos. Nos contaron cómo hacían la ropa de la corteza de un árbol. Cómo fabricaban las puntas de las flechas de hueso o de palo de brasil y qué pensaron al ver por primera vez un avión.

Organizamos un Comité asesor de educación bilingüe guahíba para coordinar nuestra obra con el gobierno y las entidades educativas.

Sabemos que nuestros niños tienen que hablar bien el español para poder defenderse del mundo moderno, pero si la mayor parte de su educación es en español, aprenden sin que el profesor les diga, que su propio idioma y cultura son inferiores.

Queremos que estudien primero la historia de los guahíbos y la geografía de su propia región, así como la gramática de su propio idioma para que puedan escribirlo bien y sigan aumentando la literatura guahíba escrita.

Nuestros hijos son felices, estudiando en su propio caserío con maestros guahíbos bilingües, sin el dolor y la confusión de estar lejos de la casa y la cultura que entienden.

Al mismo tiempo queremos prepararlos para que sean estables y se puedan enfrentar sin trastornos a una vida llena de cambios y a cosas nuevas.

Pienso mucho en mi hijo Héctor, con frecuencia me pregunto, cuando esté grande ¿perderá su identidad como guahíbo? ¿Negará a su familia, su cultura y  su propio idioma cuando aprenda de ese mundo más grande? ¿Sufrirá el terrible castigo de ser un don nadie, perdido entre dos culturas?. Confío en que no será así. Héctor pertenece a una nueva generación, la generación de la esperanza y especialmente la esperanza de vivir confiado, orgulloso de su herencia guahíba, y con la habilidad de poder moverse, libremente: ENTRE DOS MUNDOS.


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EN 1980, MARCELINO SOSA PARTICIPO EN EL PRIMER CONCURSO DE ANTROPOLOGÍA PATROCINADO POR EL GOBIERNO COLOMBIANO Y GANO EL PRIMER PREMIO CON SU ENSAYO “ EL GUAHIBO Y EL BLANCO, CULTURAS EN CONFLICTO

SU SEGUNDO ENSAYO “EL NIÑO GUAHIBO Y LA EDUCACIÓN BILINGÜE”
FUE PUBLICADO EN 1983



Agradecimientos al ILV por compartir este excelente trabajo.

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